El
periodo que se abre en 1929 y se cierra con el comienzo de la II
Guerra Mundial constituye una edad de oro para el nuevo medio de
expresión, debido en parte a la considerable ampliación temática
producida con la introducción de la mitología aventurera, lo que
conllevó una notable ampliación de la esfera de sus lectores. Una
nueva generación de dibujantes, consiguieron rebasar el estilo bufo
y el dibujo caricaturesco en el que habían permanecido constreñidos
los cómics durante sus primeros años de vida.
En
enero de 1929, Alan Harold Foster inició la publicación dominical
de las aventuras de Tarzán,el famoso hombre mono ideado por
Edgar Rice Burroughs en 1914. En la misma fecha en que apareció
Tarzán, lo hizo también el futurista Buck Rogers,
dibujado por Dick Calkins, que junto a su inseparable compañera
Wilma Deering abrieron el sendero de la ciencia-ficción en los
cómics. En octubre de 1931, cuando la ola de criminalidad engendrada
por la prohibición y el crimen organizado batía marcas sangrientas
en la nación, apareció el detective Dick Tracy,
obra de Chester Gould. De este modo se implantaron en los
cómics estadounidenses los tres géneros mayores de la épica
aventurera: la aventura, la ciencia-ficción y la aventura policial y
de intriga.
Alex
Raymond en enero de 1934, bajo encargo de King Features
Syndicates, lanzó al mercado Flash Gordon
destinado a competir con Buck Rogers, a
Jungle Jim, cuyas aventuras selváticas era una replica
de Tarzán, y a Secret Agent X-9 para cubrir el
campo de aventuras de intriga, cuyo guión era del novelista Dashiell
Hammett. Así se consolido el género de aventuras en los cómics,
precisamente en la década en que la nación padecía los estragos de
la Depresión y el público aparecía especialmente receptivo a las
aventuras imaginarias proporcionadas por este tipo de narrativa
heroica que compensaba las agobiantes frustraciones cotidianas.
Flash Gorodon
El
cómic derivaría hacia posiciones netamente racistas y de
agresividad política, exasperadas durante la II Guerra Mundial. Los
ejemplos de manipulación política de los cómics son altos. El
Japón militarista los utilizó ya antes de la II Guerra Mundial para
exponer sus ambiciones expansionistas: así, en las aventuras de
Dankichi, de Keizo Shimada, un niño japonés naufraga con su
mascota en una isla al sur del Pacifico, en la que más tarde era
coronado rey por los nativos, quienes así reconocían la hegemonía
política nipona.
Las Aventuras de Dankichi
En
1936, aparece la obra del guionista Lee Falk y el dibujante Ray
Moore, Phantom (El Hombre enmascarado), que se podría incluir
en el apartado de aventuras, aunque con ciertos toques de cómic
policíaco y de intriga, convirtiéndole en uno de los predecesores
de los superhéroes detectivescos.
En
Otros ambientes más cotidianos, el clima moral de la Depresión
contribuyó a la creación de otras series en las que, de un modo
directo o indirecto, se hacía referencia a la difícil situación.
Ejemplo típico de esta tendencia social fue la popular tira
protagonizada por Li´l Abner, un joven campesino, casi
analfabeto, creado por Al Capp en 1935.
Pero,
junto al nacimiento de la aventura épica, la principal novedad en la
historia de los cómics de los anos treinta fue la aparición de la
modalidad editorial llamada comic book.Los comic
books dieron un impulso enorme a la difusión del genero, se
convirtieron en lectura predilecta de los soldados en campana e
incluso llegaron a utilizarse como manuales de instrucción militar.
La
espectacular emergencia de una nueva generación de superheroes en
sus paginas, así llamados por ostentar unas capacidades físicas
netamente sobrehumanas. El más celebre y reconocido fue Superman
obra del escritor Jerry Siegel y el dibujante Joe Shuster, que
apareció en 1938 en el primer número de Action Cómics Magazine.
Superman
Tras
la senda de Superman aparecieron nuevos superhéroes, no
siempre de forma imaginativa. Así, Captain Marvel
(1938), fue acusado de plagio ante los tribunales y Fawcet
Publications tuvo que suprimirlo en 1945. A la misma generación
perteneció Batman (1939), creado por Bob Kane, al igual que
The Flash (1939), de la mano
de los autores Graner Fox y Harry Lampert.
Batman
La
vigorosa expansión internacional de los cómics estadounidenses
alcanzó en su apogeo los mercados europeos, dificultando el
desarrollo de los nacionales en el continente, incapaces de competir
con tal competencia. Aun así existen algunos ejemplos de cómics con
repercusión.
En
Francia, la avalancha de cómics estadounidenses se canalizó a
través de la agencia Opera Mundi. Pero la novedad más importante
del cómic de expresión francesa lo aportó, en 1929, el belga Hergé
(Georges Rémi) con el niño aventurero Tintin, flanqueado por
su inseparable Milú.
Titín
En
España, en donde la revista Pulgarcito (1923) había dado un gran
impulso al género, destacaron algunos excelentes caricaturas y
dibujantes humorísticos, como el extraordinario K-Hito (Ricardo
Gracía López), quien en sus tiras, protagonizadas por Macaco y
fundó la revista Gutiérrez (1927). Entre las revistas anteriores a
la guerra civil cabe señalar: Pinocho (1931); Yumbo
(1935), que difundió los nuevos cómics de aventuras; Mickey (1935),
etc.
Tras
la contienda civil, que sirvió para una ocasional politización de
los chistes y de las tiras dibujadas, emergió con fuerza la revista
donostiarra Chicos (1938). Dando la guerra pie al
enfrentamiento de los cómics de los bandos republicano y
nacionalista.
Jorge Sánchez Martín.
Jorge Sánchez Martín.
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