martes, 10 de diciembre de 2013

El Cómic entre los Años 20 y 40: La primera edad de oro.


El periodo que se abre en 1929 y se cierra con el comienzo de la II Guerra Mundial constituye una edad de oro para el nuevo medio de expresión, debido en parte a la considerable ampliación temática producida con la introducción de la mitología aventurera, lo que conllevó una notable ampliación de la esfera de sus lectores. Una nueva generación de dibujantes, consiguieron rebasar el estilo bufo y el dibujo caricaturesco en el que habían permanecido constreñidos los cómics durante sus primeros años de vida.
En enero de 1929, Alan Harold Foster inició la publicación dominical de las aventuras de Tarzán,el famoso hombre mono ideado por Edgar Rice Burroughs en 1914. En la misma fecha en que apareció Tarzán, lo hizo también el futurista Buck Rogers, dibujado por Dick Calkins, que junto a su inseparable compañera Wilma Deering abrieron el sendero de la ciencia-ficción en los cómics. En octubre de 1931, cuando la ola de criminalidad engendrada por la prohibición y el crimen organizado batía marcas sangrientas en la nación, apareció el detective Dick Tracy, obra de Chester Gould. De este modo se implantaron en los cómics estadounidenses los tres géneros mayores de la épica aventurera: la aventura, la ciencia-ficción y la aventura policial y de intriga.
Alex Raymond en enero de 1934, bajo encargo de King Features Syndicates, lanzó al mercado Flash Gordon destinado a competir con Buck Rogers, a Jungle Jim, cuyas aventuras selváticas era una replica de Tarzán, y a Secret Agent X-9 para cubrir el campo de aventuras de intriga, cuyo guión era del novelista Dashiell Hammett. Así se consolido el género de aventuras en los cómics, precisamente en la década en que la nación padecía los estragos de la Depresión y el público aparecía especialmente receptivo a las aventuras imaginarias proporcionadas por este tipo de narrativa heroica que compensaba las agobiantes frustraciones cotidianas.


 Flash Gorodon

El cómic derivaría hacia posiciones netamente racistas y de agresividad política, exasperadas durante la II Guerra Mundial. Los ejemplos de manipulación política de los cómics son altos. El Japón militarista los utilizó ya antes de la II Guerra Mundial para exponer sus ambiciones expansionistas: así, en las aventuras de Dankichi, de Keizo Shimada, un niño japonés naufraga con su mascota en una isla al sur del Pacifico, en la que más tarde era coronado rey por los nativos, quienes así reconocían la hegemonía política nipona.


 Las Aventuras de Dankichi




En 1936, aparece la obra del guionista Lee Falk y el dibujante Ray Moore, Phantom (El Hombre enmascarado), que se podría incluir en el apartado de aventuras, aunque con ciertos toques de cómic policíaco y de intriga, convirtiéndole en uno de los predecesores de los superhéroes detectivescos.
En Otros ambientes más cotidianos, el clima moral de la Depresión contribuyó a la creación de otras series en las que, de un modo directo o indirecto, se hacía referencia a la difícil situación. Ejemplo típico de esta tendencia social fue la popular tira protagonizada por Li´l Abner, un joven campesino, casi analfabeto, creado por Al Capp en 1935.
Pero, junto al nacimiento de la aventura épica, la principal novedad en la historia de los cómics de los anos treinta fue la aparición de la modalidad editorial llamada comic book.Los comic books dieron un impulso enorme a la difusión del genero, se convirtieron en lectura predilecta de los soldados en campana e incluso llegaron a utilizarse como manuales de instrucción militar.
La espectacular emergencia de una nueva generación de superheroes en sus paginas, así llamados por ostentar unas capacidades físicas netamente sobrehumanas. El más celebre y reconocido fue Superman obra del escritor Jerry Siegel y el dibujante Joe Shuster, que apareció en 1938 en el primer número de Action Cómics Magazine.

Superman



Tras la senda de Superman aparecieron nuevos superhéroes, no siempre de forma imaginativa. Así, Captain Marvel (1938), fue acusado de plagio ante los tribunales y Fawcet Publications tuvo que suprimirlo en 1945. A la misma generación perteneció Batman (1939), creado por Bob Kane, al igual que The Flash (1939), de la mano de los autores Graner Fox y Harry Lampert.

Batman


La vigorosa expansión internacional de los cómics estadounidenses alcanzó en su apogeo los mercados europeos, dificultando el desarrollo de los nacionales en el continente, incapaces de competir con tal competencia. Aun así existen algunos ejemplos de cómics con repercusión.
En Francia, la avalancha de cómics estadounidenses se canalizó a través de la agencia Opera Mundi. Pero la novedad más importante del cómic de expresión francesa lo aportó, en 1929, el belga Hergé (Georges Rémi) con el niño aventurero Tintin, flanqueado por su inseparable Milú.



Titín

En España, en donde la revista Pulgarcito (1923) había dado un gran impulso al género, destacaron algunos excelentes caricaturas y dibujantes humorísticos, como el extraordinario K-Hito (Ricardo Gracía López), quien en sus tiras, protagonizadas por Macaco y fundó la revista Gutiérrez (1927). Entre las revistas anteriores a la guerra civil cabe señalar: Pinocho (1931); Yumbo (1935), que difundió los nuevos cómics de aventuras; Mickey (1935), etc.
Tras la contienda civil, que sirvió para una ocasional politización de los chistes y de las tiras dibujadas, emergió con fuerza la revista donostiarra Chicos (1938). Dando la guerra pie al enfrentamiento de los cómics de los bandos republicano y nacionalista.

Jorge Sánchez Martín.

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