martes, 10 de diciembre de 2013

Hellboy



La verdad, no puedo negar mi aprecio a Mike Mignola por crear Hellboy, allá por el 94. El ya tenía otros trabajos, principalmente para Marvel y DC, pero trabajando con personajes ya creados, nada que fuera totalmente propio.  Pero en aquel año presento a este curioso elemento, tanto por su diseño como por su inspiración.
Si cogiéramos películas tan infames como el Vengador Toxico,  pulps, mitología de aquí y allá, un poco de imaginería judeocristiana, unas pizcas de literatura de misterio y unas gotas de Ghostbusters, saldría Hellboy.  Y es que esas son algunas de las posibles influencias de Mignola para este comic, y posiblemente a alguno le gustaría preguntarle qué demonios estaba pensado cuando se le ocurrió esto. Pero dejando cualquier dilema sobre donde se le ocurrió esto,  tengo que decir que es una obra que a mí personalmente me encanta.
Hellboy es un demonio venido de otro mundo, traído a la Tierra por un proyecto de ocultistas nazis (Si, ocultistas nazis) en la Segunda Guerra Mundial, y que muchos años después, tras ser rescatado por los estadounidenses trabaja en una agencia gubernamental secreta dedicándose a investigar fenómenos paranormales. Pero Hellboy está destinado a un fin más elevado: es quien debe desencadenar el Apocalipsis. Su brazo derecho es la llave, que está hecha de piedra, que debe comenzar el fin de los tiempos. Pero, sabiendo su destino, se dedica a combatir las fuerzas del mal de naturaleza mágica o anómala, principalmente a base de un enorme revolver y algún que otro porrazo de su enorme extremidad derecha. Para cumplir sus misiones, a Hellboy le acompañan, entre otros, personajes tan variopintos como Abe, un hombre mutante con partes de pez y anfibio, o Liz, una piroquinetica, o lo que es lo mismo, una persona que genera y controla las llamas.

Pese a que pueda parecer una obra que es más bien una parodia de comic, realmente es una obra muy bien planteada, con un guion solido y bien planteado. Se divide en distintas historias, que Mignola amplia cuando puede, y por ello no es una historia muy extensa. En la cuestión más puramente artística, es de dibujo sencillo, con colores oscuros, y en general con un trabajo bastante abstracto del conjunto. No se busca complicación en la composición, lo que le da al lector una visualización relajada. El ambiente oscuro y el magnífico uso de los colores lo pone en un mundo aparte.




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