La verdad, no puedo negar mi aprecio a Mike Mignola por
crear Hellboy, allá por el 94. El ya tenía otros trabajos, principalmente para
Marvel y DC, pero trabajando con personajes ya creados, nada que fuera
totalmente propio. Pero en aquel año
presento a este curioso elemento, tanto por su diseño como por su inspiración.
Si cogiéramos películas tan infames como el Vengador
Toxico, pulps, mitología de aquí y allá,
un poco de imaginería judeocristiana, unas pizcas de literatura de misterio y
unas gotas de Ghostbusters, saldría Hellboy. Y es que esas son algunas de las posibles
influencias de Mignola para este comic, y posiblemente a alguno le gustaría
preguntarle qué demonios estaba pensado cuando se le ocurrió esto. Pero dejando
cualquier dilema sobre donde se le ocurrió esto, tengo que decir que es una obra que a mí
personalmente me encanta.
Hellboy es un demonio venido de otro mundo, traído a la Tierra
por un proyecto de ocultistas nazis (Si, ocultistas nazis) en la Segunda Guerra
Mundial, y que muchos años después, tras ser rescatado por los estadounidenses
trabaja en una agencia gubernamental secreta dedicándose a investigar fenómenos
paranormales. Pero Hellboy está destinado a un fin más elevado: es quien debe
desencadenar el Apocalipsis. Su brazo derecho es la llave, que está hecha de
piedra, que debe comenzar el fin de los tiempos. Pero, sabiendo su destino, se
dedica a combatir las fuerzas del mal de naturaleza mágica o anómala, principalmente
a base de un enorme revolver y algún que otro porrazo de su enorme extremidad
derecha. Para cumplir sus misiones, a Hellboy le acompañan, entre otros,
personajes tan variopintos como Abe, un hombre mutante con partes de pez y
anfibio, o Liz, una piroquinetica, o lo que es lo mismo, una persona que genera
y controla las llamas.
Pese a que pueda parecer una obra que es más bien una
parodia de comic, realmente es una obra muy bien planteada, con un guion solido
y bien planteado. Se divide en distintas historias, que Mignola amplia cuando
puede, y por ello no es una historia muy extensa. En la cuestión más puramente
artística, es de dibujo sencillo, con colores oscuros, y en general con un
trabajo bastante abstracto del conjunto. No se busca complicación en la
composición, lo que le da al lector una visualización relajada. El ambiente
oscuro y el magnífico uso de los colores lo pone en un mundo aparte.
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